La pandemia del coronavirus que se vive actualmente a nivel mundial ha causado mucho temor e incertidumbre en la humanidad en general y entre los cristianos también. Muchos cristianos se preguntan si esta pandemia es una señal del fin del mundo como se describe en el libro de Apocalipsis. Se habla mucho hoy del juicio de Dios, de un nuevo orden mundial, del surgimiento de nuevos anticristos y de una buena cantidad de teorías de conspiración. ¿Será China la culpable y qué busca? ¿Será Trump? ¿Será Putin? ¿Será Bill Gates? ¿Serán los ecologistas? ¿Serán los extra terrestres? Muchos también caen en la tentación de difundir cualquier nueva idea y se multiplican los temores, las sospechas y las incertidumbres. ¿Cuál debe ser la actitud y las acciones de los cristianos frente a esta pandemia y frente a la visión apocalíptica del fin del mundo que la acompaña? Exploraremos unas ideas en esta reflexión.
Un poco de historia
No nos hace mal darle una mirada a la historia para tener un panorama más amplio de este tipo de situaciones. Esta pandemia no es la primera en la historia de la humanidad, ni será la última. Los registros históricos nos muestran que ha habido un sin número de epidemias o “pestes”, como se les ha llamado. Pensando en la era cristiana nada más, subrayo tres grandes pestes: 1) la peste “antonina” en el siglo II de la era cristiana. Se dice que murieron alrededor de 5 millones de personas; 2) la peste “negra” o peste bubónica en el siglo XIV de la era cristiana, la cual mató entre 50 y 100 millones de personas; y 3) La peste llamada “gripe española” hace 100 años (1918-1920) que mató a cerca de 50 millones de personas en todo el mundo.
Bueno, cuando uno ve esta información se da cuenta que la actual pandemia no está ni cerca del tremendo daño que causaron esas pandemias mencionadas arriba. Eso no quiere decir que no haya que tomar en serio la actual pandemia y que no haya que tomar las medidas preventivas más radicales posibles. Una cosa hay que destacar. Ahora la humanidad está más preparada para enfrentar este tipo de pandemias debido al avance de la ciencia, al avance de los sistemas públicos de salud (que surgieron hace cien años a raíz de la gripe española), y al avance de la organización social.
En todos estos momentos críticos la gente se ha preguntado si estaban viviendo los últimos tiempos. ¿Cuántos últimos tiempos hay? ¿Será éste el “último” último tiempo? Para entender mejor este concepto vamos a ver un poco la enseñanza bíblica al respecto.
Un poco de Biblia
Voy a limitarme a hablar del concepto “últimos tiempos” y no de toda la profecía bíblica del fin del mundo por limitación de espacio. Cuando encontramos las expresiones “tiempos postreros”, “últimos tiempos”, “fin del mundo”, “siglo venidero”, “fin de los siglos” estamos hablando de una categoría teológica-escatológica que describe muchas cosas. Algunas son claramente futuras como lo que Jesús les dice a sus discípulos en Mt. 28:20 … yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo. Sin embargo la mayoría de veces los últimos tiempos se refiere a un período indeterminado de tiempo que va desde la encarnación hasta la segunda venida del Señor. Muchas veces se habla en el Nuevo Testamento de los últimos tiempos como los tiempos que ya estaban viviendo los cristianos del primer siglo (1 Cor. 10:11; Heb. 9:26; 1 Ped. 1:20). En algunos casos hay una ambivalencia entre lo futuro y lo presente. Por ejemplo, en 2 Ped. 3: 3-5 el autor habla de los burladores que vendrán en los últimos tiempos, pero en el vr. 5 habla que esos burladores ignoran (en el presente) algunas realidades del pasado. Así que aquí vemos que, según Pedro, los burladores de los últimos tiempos ya estaban presentes en su tiempo. Algo similar sucede en 2 Ti. 4: 3-4 cuando habrá falsos maestros y falsas doctrinas en los últimos tiempos. Sin embargo, de nuevo esos falsos maestros y esas falsas doctrinas ya estaban presentes en tiempos del apóstol Pablo.
En conclusión, los últimos tiempos comenzaron con la venida del mesías y seguirán hasta su segunda venida. Entonces, eso quiere decir que hemos estado viviendo los últimos tiempos por más de dos mil años. En ese sentido las guerras, los rumores de guerras, los terremotos, las pestes sí son señales de los últimos tiempos, pero de esos últimos tiempos en el sentido del Nuevo Testamento. La visión apocalíptica de fin de mundo que acompaña a cada crisis a lo largo de la historia es entendible hasta cierto punto, pero hay que verlos en perspectiva histórica y bíblica para no caer en la especulación, el temor y el pánico. Siempre que se habla de los últimos tiempos en la Biblia el futuro es de esperanza y el presente es de santidad y justicia (2 Ped. 3: 11; 13-14).
Un poco de actualidad
Con los panoramas histórico y bíblico descritos brevemente arriba me permito hacer unas reflexiones sobre lo que actualmente está ocurriendo con esta crisis del coronavirus. En un sentido esta crisis es similar a las otras que han acontecido en el pasado, pero en otro sentido es distinta. Esta vez la pandemia es global, es decir, abarca prácticamente todo el planeta. En unos lugares el daño es mayor y en otros menor, pero está en todos lados. También es diferente, porque ahora sabemos con exactitud qué causa esta enfermedad y cómo se transmite, lo cual permite tomar acciones preventivas más efectivas, así como acelerar la investigación para producir medicamentos y vacunas. En el pasado todo era más desconocido e incierto. Así que, aunque hay pérdidas lamentables de vidas humanas, el cuadro no es tan grave como las epidemias del pasado.
Pensando en la visión apocalíptica de fin de mundo que circula en todos lados hoy (prédicas, estudios bíblicos, redes sociales), debemos ser cuidadosos. Por un lado, los líderes que enseñan las Escrituras debemos ser responsables cuando enseñamos estas cosas para no reproducir el pánico irracional y desesperanzador que abunda en este tiempo. Por el otro lado, todos nosotros que estamos expuestos a cualquier cantidad de información sensacionalista y teorías de conspiración debemos ser cautelosos. No se vale reproducir y difundir cualquier mensaje simplemente porque nos parece interesante o porque incluye información apocalíptica. Debemos reconocer que estos temas nos atraen y caemos fácilmente en la tentación de simplemente re enviarlos a todos nuestros contactos. Lo único que hacemos es difundir el miedo y la incertidumbre. Se vale reproducirlos si lo que buscamos es análisis y reflexión serias, pero temo que eso no está sucediendo.
Por último, debemos recordar que todo mensaje profético en la Biblia que tiene que ver con el futuro siempre es un mensaje primordialmente para el presente. A la luz de los acontecimientos futuros los cristianos somos llamados al arrepentimiento, a una vida de santidad, a manifestar la justicia de Dios, a animarnos y estimularnos unos a otros, a promover la vida en comunidad y, sobre todo a estar activos con la esperanza de que las cosas serán mejor aquí, ahora y allá después. Para el creyente el futuro siempre es mejor.
Escrito por: David Suazo